Advertisement

¡También en español! From agriculture to restaurants, more and more food in this country is produced by child labor. That’s putting whole communities at risk.

Child Labor- Mill Children in Macon.  Creative commons image.

Haga clic aquí para español

When deciding what to make for dinner, many of us think about how to balance making something affordable, delicious, and healthy. And we might consider ethical questions, like whether our food is locally sourced, our meat is humanely raised, or our meals have a low climate impact..

We probably don’t wonder whether child labor is involved. But unfortunately, that’s increasingly likely. In recent years, federal investigations have uncovered children working in dangerous conditions to create the food we eat.

Tyson, Perdue, Cargill, and JBS have all been found to have children working in slaughterhouses. Many of these children are immigrants who are unlikely to speak up when they’re in danger. They need these jobs to survive, but the jobs put their lives at risk.

Children all over the country, some as young as 10, are working in agriculture, restaurants, and meatpacking. There are an estimated 300,000-500,000 children working in agriculture alone.

Their jobs can be dangerous — kids often go to school with burns from restaurant stoves or cleaning chemicals. In the last two years, at least three children have died on the job.

Fueling this rise are politicians attempting to roll back child labor restrictions. They insist that children will benefit from these “opportunities to work.”

But child labor involves work that’s harmful to children’s development and health — like cleaning dangerous machinery in a slaughterhouse overnight, or being exposed to hazardous chemicals. Other kids may simply work so many hours that they fall behind in school and drop out.

Child labor puts an additional strain on local health care, education, and social services when kids who are injured or fail to keep up at school. It also harms the labor market by depressing wages — and puts businesses that actually abide by labor laws or ethical standards at a competitive disadvantage.

Some federal and state laws, such as federal “youth wage laws,” even allow businesses to pay children and teenagers less than adult wages for the first 90 days of employment. This lets companies increase their bottom line at the expense of children and their communities.

Under the Biden administration, the Department of Labor issued multi-million-dollar fines and carried out investigations that were widely covered in the media, which served as a deterrent. But it remains unclear if the Trump administration will follow suit.

States are also backsliding. Many are lowering the ages that children can work in unsafe jobs and increasing the hours they can work. According to the Economic Policy Institute, 31 states have introduced bills to weaken child labor protections in recent years. Eight, including Ohio, have introduced such laws this year alone.

Time and time again, we’ve seen companies violate laws and rights when they know they can get away with it. But regardless of what the administration does, we can ensure that corporations still feel pressure to uphold human rights.

At our organization, we’ve seen how campaigns where people shift their purchases to more responsible companies — and speak out against irresponsible ones — can send a strong message to corporations that they need to move in a more ethical direction.

For instance, consumers sounded the alarm on child labor in cocoa, resulting in some of the world’s largest chocolate companies making commitments to address child labor concerns. And consumers are increasingly looking for more ethical options, such as small chocolate brands dedicated to fair and direct trade.

At GreenAmerica.org, you can sign a petition to get child labor off our dinner plates and send a message to Tyson Foods, JBS, Cargill, and Perdue to strengthen their policies and procedures around child labor. Consumers can also take action in their state to oppose legislation weakening child labor protections and supporting positive bills.

Together, we can ensure that multi-billion-dollar companies don’t profit from the exploitation of children. Making sure you and your family can enjoy delicious meals shouldn’t come at the cost of other children’s lives and futures.

En Español

¡Quitar el trabajo infantil del menú! Se revela crecimiento en trabajo infantil desde campo hasta restaurantes

de Todd Larsen y Charlotte Tate
18 junio 2025
traducción: NS

Cuando preparamos la comida en casa, sopesamos qué tan sabroso y saludable puede ser dentro de nuestro alcance. Cuestiones éticas que podrían atrapar la atención de vez en cuando abarcan la producción local, trato decente a los animales de donde la carne proviene, o bien que su impacto ambiental sea mínimo.

Pero son pocas la veces que contemplemos cuánto trabajo infantil pueda implicar. Sin embargo, va en aumento. Investigaciones federales en años recientes descubrieron niños laborando bajo condiciones peligrosas cuando elaboran nuestros alimentos.

En los rastros de las infames multinacionales Tyson, Perdue, Cargill y JBS, muchos son inmigrantes que difícilmente levantan la voz cuando sus vidas están amenazadas, ya que necesitan el trabajo para sobrevivir aunque pongan la vida en riesgo.

A lo largo del país menores de tierna edad, desde 10 años, sudan en agricultura, restaurantes y rastros. El sector agricultor por sí solo apropia entre 300 mil y 500 mil niños y niñas.

Los peligros que enfrentan redunda en asistir a la escuela con quemaduras de estufas restauranteras y químicos de limpieza. Por lo menos tres fallecieron en la misma fuente de trabajo en los últimos dos años.

Políticos que proponen eliminar las vedas en mano de obra infantil son el punto de lanza, insistiendo que las “oportunidades para trabajar” representan un beneficio.

Sin embargo, laborar a esta edad provoca daño al desarrollo y salud. Limpiar maquinara peligrosa por largas horas de noche, o exposición a agentes químicos tóxicos son razones por atrasan en el rendimiento o de plano abandonan la escuela.

Las consecuencias que la labor infantil provoca, como heridas y abandono escolar, impactan las instituciones locales de salud, educación y servicios sociales.

Los salarios bajos también perjudican el marcado laboral, e incluso provocan una desventaja competitiva para los negocios que acatan a las leyes de trabajo y estándares éticos.

Perniciosas son las llamadas “leyes que rigen el salario infantil” nacionales porque permitan a los negocios pagar salarios inferiores a los de adultos por los primeros 90 días de contratación, con el resultado que las multinacionales se enriquecen a costo de la infancia y las comunidades donde radican.

El Departamento de Trabajo (DL) durante la administración del presidente Joseph Biden impuso infracciones millonarias y realizó investigaciones ampliamente diseminadas por la prensa, acciones que impidieron el fenómeno. No queda claro si la administración actual de Donald Trump dará continuidad a esa práctica.

Muchos estados retroceden, ajustando a la baja la edad mínima para laborar en oficios peligrosos, a la vez de extender el número de horas que se les permita trabajar. Van 31 estados que presentan propuestas de ley debilitando las protecciones para el trabajo infantil en años recientes, acorde con el Instituto de Política Económica (EPI). Ohio es uno de los ocho con propuestas nuevos en este año.

https://www.epi.org/research/child-labor/

Una y otra vez se atestigua a las empresas que violan las leyes y derechos cuando saben que no habrá consecuencias. Independiente de lo que haga la Casa Blanca, nosotros podemos traer presión a las corporaciones infractoras para respetar y observar los derechos humanos.

A nuestra organización le consta que las campañas que instan al público a cambiar sus patrones de consumo para favorecer las compañías más responsables —a la vez de denunciar públicamente a las irresponsables— son factibles en enviar un mensaje a las empresas que requieren un impulso para girarse al rumbo ético.

Ejemplo fue la alarma que sonó los consumidores sobre el trabajo infantil en la industria del cacao, lo que trajo a las empresas chocolateras mundiales a atender el problema del trabajo infantil. La clientela busca cada vez más a opciones éticas, como son las compañías pequeñas dedicadas al comercio justo y directo.

La página de América Verde (GreenAmerica.org) tiene una petición que puedes firmar para quitar el trabajo infantil de tu menú, enviando una protesta a las transnacionales Tyson Foods, JBS, Cargill y Perdue para fortalecer sus políticas y prácticas al respecto. De igual forma se puede plantear oposición legislativa a las propuestas de ley que debilitan protecciones para menores, a la vez de promover mayores amparos.

Colaboramos para asegurar que las empresas multimillonarias no se enriquezcan de la explotación infantil. ¡Tú paz en disfrutar alimentos deliciosos no debe costear las vidas y futuros de las niñas y niños del mundo!